El diseño personalizado ya no se trata simplemente de hacer un gabinete.

A menudo bromeo diciendo que en el pasado solo se trataba de hacer un gabinete, pero ahora potenciamos los gabinetes con diferentes valores emocionales.

Hacer hablar los armarios: esta es nuestra última interpretación.

Esto significa que requiere construir más elementos y técnicas estructurales, creando una belleza mecánica que conecta diferentes materiales. Así, comenzamos a virar nuestra mirada hacia el diseño arquitectónico, hacia la artesanía en jardinería y hacia observaciones que nos acercan a la naturaleza.

Entrelazando, avanzando y retrocediendo, encerrando, suspendiendo y volando: lo que vemos es la constante reorganización y combinación de la geometría.

La belleza es la expresión de la tensión y también es la liberación del pensamiento de diseño.

No limitado, no supuesto, no siguiendo el pensamiento convencional. Atreverse a dar saltos, experimentando constantemente con combinaciones de colores.

El diseño tiene un lenguaje; se esconde en cada inspiración que tenemos.

Los tonos de madera y los colores sólidos son clásicos. Cuando se colocan sobre un pedestal de piedra, en voladizo y se iluminan con una luz suave, no podemos evitar maravillarnos: esto es lo que necesitamos.

La personalización nos da satisfacción espiritual.

Nosotros lo creamos. Le dimos un espacio imaginativo infinito. En puntos, líneas y espacios dislocados, le dimos una belleza que trasciende el tiempo y el espacio. Esta belleza es ligera, es una dislocación deslumbrante.

El diseño es un proceso de constante inversión y negación. Cada lluvia de ideas e implementación significa un desafío para el alma. Cálmate, vacía tu mente. Necesitamos la tranquilidad de una taza de té.